Estas prácticas son una fantástica oportunidad para complementar la teoría aprendida en la Facultad, pero sobre todo para aprender a desenvolverse con los caballos, saber tratar con el cliente y aprender a tomar decisiones en momentos de tensión; tres cosas fundamentales para el veterinario de caballos y que nadie te enseña en la carrera.

Además con un gran ambiente y siempre con la confianza de un profesor que sabe educar, escuchar, siempre dispuesto a responder todas tus dudas y que te deja actuar y ponerte a prueba a ti mismo. Una gran experiencia.

Alba Conejo (Veterinaria en el Centro de Protección Animal del Ayuntamiento de Madrid)